A largo plazo la Bolsa es un muy buen indicador del valor real de las empresas, pero a corto y medio plazo es un indicador muy poco fiable para determinar si una empresa es buena o no.

En el corto y medio plazo influyen muchos más factores, y en muchas ocasiones con mayor intensidad, que el valor de las empresas, como los flujos de dinero, el miedo y la codicia de los inversores, las modas, etc.

Todos estos factores provocan en muchas ocasiones sobrevaloraciones e infravaloraciones muy acusadas de las empresas, el comportamiento maniaco-depresivo al que se refiere Warren Buffett.

Los inversores de largo plazo no deben caer en estos movimientos irracionales de corto plazo para poder aprovechar las infravaloraciones y sobrevaloraciones que provocan con la vista siempre puesta en la rentabilidad a largo plazo y el valor real de las empresas.

Es evidente que si cada vez que hacemos una operación obtenemos un beneficio, aunque sea pequeño, al final obtendremos un beneficio importante por la suma de todos esos pequeños beneficios. Pero la realidad no suele ser así.

La principal razón por la que mucha gente no gana dinero en Bolsa en su desconfianza hacia la Bolsa. En general detectan buenas oportunidades, pero en cuanto obtienen un beneficio pequeño venden, con lo que su ganancia no es muy grande. Este comportamiento frecuentemente se combina con una actitud opuesta en el caso de las pérdidas; no vendiendo cuando la pérdida es pequeña y dejando que crezca y se haga cada vez más grande.

Ganando poco dinero cada vez que ganamos y perdiendo mucho cada vez que perdemos el resultado final es perder dinero en conjunto.

Además, Warren Buffett defiende la inversión a largo plazo y el hecho de que los grandes beneficios se obtienen en los grandes movimientos, que necesitan muchos años para desarrollarse. Generalmente la paciencia para permanecer dentro de esos grandes movimientos el tiempo que haga falta da mucho mejores resultados que obtener pequeñas ganancias de manera puntual.