Uno de los factores más importantes para crear riqueza es la tecnología. Cada avance tecnológico supone un salto adelante en la calidad de vida y el bienestar de las personas que pueden acceder a él.

Los países desarrollados necesitan esperar a que se produzcan nuevos descubrimientos para poder acceder a nuevos servicios y productos creados gracias a esos nuevos descubrimientos.

Sin embargo los países en desarrollo podrían, y algunos ya lo están haciendo, acelerar en gran medida la creación de riqueza adoptando tecnologías que ya existen pero que aún no se utilizan en dichos países. No necesitan inventar lo que ya está inventado ni esperar a que se produzcan nuevos descubrimientos, basta con que comiencen a utilizar tecnologías existentes que actualmente no utilizan.

Tampoco tienen que pasar por todas las fases del desarrollo tecnológico que siguió Occidente hasta llegar a la situación actual. Por ejemplo, los países que comienzan a utilizar la telefonía móvil no tienen que empezar a utilizar las primeras redes de telefonía móvil que hubo ni aquellos terminales del tamaño de una maleta que pesaban más de 1 kilo, sino que pueden saltarse todos las tecnologías intermedias y acceder directamente a la última.

Esto supone un aumento considerable en la velocidad de reducción de la pobreza y lo único que lo impide son la burocracia, las barreras comerciales, la falta de seguridad jurídica, el poco o nulo respeto a la propiedad privada, etc.

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